sábado, 25 de enero de 2014

Sinsentido regreso

Letras, notas, acordes… Imágenes olvidadas. La nostalgia puede conmigo y me redimo a ella de la mejor forma que sé. Escribiendo.

Mi conciencia me castiga, no me había dado cuenta hasta que punto, por no dedicarme tiempo; por parar al final del día a pensarme, a descifrarme y a intentar resolverme. Muchas veces un empujón de fuera vale más que un puñado de intentos fallidos; además Yann Tiersen siempre ayuda. Me pregunto qué será lo próximo que querrá ponerme en bandeja mi subconsciente para poder explotarlo. Acabar con ello con palabras desgarradoras e irónicas, o con unas gotas de sentimentalismo.

Bipolar. Casi se podrían describir así mis impulsos. Mis palabras.

Balones de fútbol. Tres palos en forma de portería. Una “caja” de madera con seis cuerdas. Una “mesa” con teclas blancas y negras. Periódicos. Micrófonos. Radio. Popularidad. Tranquilidad. Satisfacción.

Ego.

Amor. Inseguridad. Inestabilidad. Futuro…

Pasado.

Al final todo explota. Todo sale, aunque sea de la manera menos imprevisible, como si de la lava de un volcán se tratase. Acaba con todo aquello por donde pasa, lo desgarra, lo destruye. Dejando sólo aquello que de verdad importa ahora…

PRESENTE.




lunes, 18 de junio de 2012

Du bist schön


La fragancia de tu piel todavía sigue impregnada en mí.

 Después de haber pasado treinta horas, aprox., junto a ti me inquieta saber que cuando me gire ahora mismo, tu cara no estará aquí para poder quedarse frente a la mía, así, solo frente a frente, sin decir nada. A veces el silencio guarda mucho más sentido que un estúpido cruce de palabras. Porque en infinitas ocasiones nos damos cuenta de que 5 o 6 letras aleatorias, o las que sean, son insignificantes para lo que realmente quieres gritar.

 Mientras intento encontrarlas una mano recorre mi espalda… en horizontal todo se ve mucho mejor, incluso tus ojos marrones siguen inundándome con el brillo y la sinceridad que desprenden. Nunca vi una mirada tan intensa.

 Y aún cuando tú sigues distrayéndome con besos y caricias yo sigo pensando en “ahora”, en nuestro ahora. En la terrible sensación que me acecha solo de pensar que te puedas separar simplemente un centímetro de mi.

 Siete corazones bicolores y cinco rosas rojas no son nada comparado con los millones de veces que mi memoria juega con tu recuerdo cada día. Y por supuesto son aun menos comparados con este puñado de frases que intentan hacer un esbozo de lo que tú, única y exclusivamente tú, eres capaz de hacer crecer en mí.

 Imagínate, es tanto o más grande que aquella luna del pasado sexto día de mayo de madrugada. La estación de Atocha sabe perfectamente de lo que hablo, ha presenciado algún que otro pseudo-beso en el punto exacto donde empiezan los labios y seguro que muchos comienzos, pero ninguno como el que se palpaba esa noche.

 Sabes de lo que hablo, quédate una noche más conmigo, no apartes tu mirada de la mía, bésame una vez más... ayúdame a formar esa palabra o esas palabras que se me atragantan simplemente de pensar en la grandeza y en el sentimiento que desprenden solo con deletrearlas.
 

domingo, 1 de abril de 2012

All I wanna say is...

Es inútil gastar fuerza, saliva, ganas, cuando el que mira no ve y quien oye no escucha ni se molesta en entender.



lunes, 12 de diciembre de 2011

Pasado pisado

Hace tiempo que no me fijo en las horas, en los días, en las semanas… ni siquiera en los meses.
Tiempo es lo que nos sobra. Aunque tengo que reconocer que a veces se adelanta y se escapa entre mis agujas. No soy consciente de la velocidad a la que avanza pero a la vez tengo la certeza de que se van sumando más y más minutos… ya he contado por lo menos mil.
Tengo la manía de contar las horas que voy a dormir antes de meterme en la cama. Supongo que así puedo controlar el momento exacto para no dedicar ni un minuto más a mis horas de sueño… de soñar despierta.

Estoy oxidada. No tengo fluidez en el habla, me faltan las palabras. Mi boca se llena de verborrea inútil e inacabada.
Quiero una solución y la quiero ya.
Ya está, una idea, sólo necesito eso, un tema, una novedad que explotar y convertirla en mi nueva fuente de inspiración. ¿Qué será?, ¿a quién le tocará esta vez?
No sé, tan sólo quiero dejar constancia de mis intentos por volver a renacer.
Lo intento, creedme.
Hoy parece que a la luna no le ha apetecido salir a decirme hasta mañana. Supongo que estará ocupada hipnotizando a cualquier sirena.
Los párpados me pesan, pero todavía quiero agotarme, agotarlos un poco más… Esta vez me han ganado el pulso y se han salido con la suya, ya está, por fin… cerrados.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Hoy


Desde hace dos semanas una cortina de nubes se cierne sobre el cielo de Madrid. Aunque esta vez la lluvia sólo se limita a acariciarme la piel, no a calarme los huesos.

Últimamente todo está en armonía y no parece que nada ni nadie se atreva a romperla. Todo está conectado y las casualidades no tienen cabida.

Es otoño; pero creo que no hace falta afirmar lo evidente. Está llegando el frío, por fin, y pronto caerán los primeros copos de nieve. Es extraño la pasividad y la indiferencia que me produce el mal tiempo de estos últimos días. No necesito ver el más tenue rayo de sol para encontrar la luz de estos despertares tan grises.

Que se atreva alguien a derribar este muro de optimismo que tanto me ha costado levantar. ¿Tanto? Sólo un par de horas de reflexiones intensas.

Es increíble lo bien que sienta redactar unas cuantas líneas bien escritas al azar, y que sólo tienen sentido para mí y para cuatro gatos más que se dignan a gastar un rato de su valioso tiempo, en leer los pensamientos alegres y absurdos de alguien que gasta el suyo intentando superarse a sí misma cada día.


El título no siempre contiene la esencia del texto


Qué mala es la apatía. Aunque, peor aún es cuando hace un intento fallido de fundirse con algo de alegría. Es viernes. Viernes lluvioso. Eso no tendría que significar nada, lluvioso es un mero adjetivo y no por ello tiene que darle otro sentido del que ya posee. Tenía el presentimiento de que hoy iba a llover. Son las nueve menos veinte de la noche y estoy aquí sentada, mirando a una caja cuadrada y estúpida, mientras almacena caracteres sin sentido y sin significado alguno.

Últimamente pienso que anochece demasiado temprano, que los rayos de sol, cuando se dignan a salir, no tienen tiempo para alumbrar la energía y la libertad que pasean por las calles llenas de hojas. El otoño no es triste, pero la falta de luz le hace triste, melancólico y denso. Hace que pase con una lentitud pasmosa y cansina. Y cuando te quieres dar cuenta se ha pasado la tarde mientras tú te has quedado esperando a que el sol se digne a salir otra vez, con esas ganas y esa fuerza que te hacen despegar el cuerpo del sofá y salir a la calle con la sonrisa puesta.

Me sobran motivos para sonreír, aunque también para dedicarle tiempo a la tristeza. Es un estado bipolar que me mata y me consume. Una montaña rusa que nunca ve su fin y jamás se cansará de subir… o de bajar…y mucho menos hallará su punto de inflexión. El equilibrio no encuentra su hueco en mi mundo; a lo mejor es que nunca se lo quise hacer.

No estoy triste. Pero tampoco alegre. Se podría decir que si ahora mismo jugase al póquer me llevaría todo lo que hay sobre la mesa. También te confieso, a ti, que me dedicas unos míseros minutos de tu valioso tiempo que, si en este mismo instante cayera una bomba atómica y se llevase todo lo que encontrara a su paso, sé que a mí no me afectaría, bueno sí, me alegraría, así las nubes desaparecerían... y con ellas la lluvia.

viernes, 28 de octubre de 2011