domingo, 21 de febrero de 2010

Seres racionales.

Somos demasiado insignificantes, más de lo que creemos. Una pequeñísima parte de un abismo universal. No importa lo que hagas, ni lo que digas, ni los logros que consigas, porque eso lo haces para ti y en cualquier momento vas a desaparecer, y todo lo que has conseguido se desvanecerá. No quedará nada, no se acordará nadie, caerás en el olvido y no volverás jamás. Es sorprendente la forma en la que intentamos llenar nuestro tiempo mientras existimos, las personas, los sueños, los bienes materiales, los sentimientos… ¿Y todo para qué?, yo creo que para hacernos un poco más llevadero todo y evadir la sensación de que en realidad no somos nadie. Pero es irónico e inexplicable, porque todas las cosas con las que adornamos nuestra existencia se supone que tendrían que producirnos felicidad y muchas veces no es así, no resulta todo como planeamos. De hecho creo que cuanto más intentas adornarlo todo, al final lo acabas estropeando, lo haces pomposo y extravagante, pero eso da igual, tú crees que eres feliz y no lo vas a cambiar, aunque no veas que esa felicidad en realidad es un cristal frágil y demasiado transparente como para no poder ver lo que en realidad está detrás.
Pero es normal, tenemos predilección por querer superarnos, alcanzar nuevas metas. El problema viene cuando te vuelcas de lleno en una cosa y pones tanto empeño que crees que lo haces muy bien y que has avanzado muchísimo, pero cuando tienes la ocasión de demostrarlo, los nervios te traicionan, te asustan. Esto hace que cometas fallos, lo que lleva a una frustración, debido a la dedicación sin recompensa, y esta frustración hace que pierdas la ilusión y las ganas de superarte en nada.

lunes, 15 de febrero de 2010

Aversión

Otro lunes que amanece espléndido pero que a lo largo del día se va nublando cada vez más y no deja pasar siquiera un destello de luz.
Éste no ha sido como los lunes anteriores, ha sido odioso no triste, odio a los seres humanos que a pesar de advertirles de algo lo vuelven a hacer, a los que no se dan cuenta del daño que hacen con unas simples palabras, a los que son capaces de estropearte una pequeña fracción del día y a partir de ese instante hacen que los demás momentos sean indeseables. Son demasiado valientes para decirlo pero no para darse cuenta del dolor que producen y después disculparse por ello. Se guían por el orgullo y no son capaces de bajarse de su altar y ver a los demás a su altura, y más aún cuando ellos han sido más débiles que los demás y más aún todavía cuando han tenido que pedir ayuda a esas personas a las miran por encima del hombro y a las que, después de que ellas hayan desperdiciado su tiempo desinteresadamente, no son capaces ni de agradecerles mediante hechos, porque a las palabras se las lleva el viento, lo que han hecho por ellas.
Es por esas personas por las que hoy se deslizan por mi piel, no gotas de lluvia ni lágrimas, sino partículas de ácido que hacen que hiervan cada uno de los poros de mi existencia.

domingo, 7 de febrero de 2010

Lo puedo ver en tus ojos (memories).

Era julio de 2008, el calor del verano hacía estragos. Todo parecía más alocado y feliz durante esa época, los bancos de los parques repletos de parejas, de amigos, de gente despreocupada que disfrutaba tranquilamente de unos minutos de paz en sus breves vacaciones y dos amigas llevaban una conversación bastante intensa e incluso acalorada, en el mejor de los sentidos. Decidieron sentarse en un banco para poder charlar mejor sobre su tema estrella. Ambas aportaban diferentes puntos de vista, reían, se lanzaban miradas llenas de complicidad y no podían evitar hacer algún que otro comentario sobre algunos transeúntes que pasaban a su alrededor. Era una tarde perfecta, sólo ellas dos, sin nadie que pudiese interrumpirlas.
Al cabo de un rato una de ellas dicidió que podían subir a su casa, que estaba al lado, a ver una peli y a cenar una pizza, porque sus padres se habían ido al teatro y no llegarían hasta tarde. Hicieron la cena y miraron lo que había en la televisión. Y dieron con una comedia romántica bastante divertida, ''¿En qué piensan las mujeres?'', era perfecta, así que decidieron verla. Para ellas era especial ver esas películas, siempre soñaban con el prícipe azul que algún día llegaría y sería diferente a los demás, alguien que de verdad mereciese la pena, alguien a quien no le importaría nada más que ellas. Las gustaba soñar e imaginar ese momento y sobre todo emocionarse con las películas así, era como si pudiesen ver su futuro, a pesar de que ese futuro pareciese muy lejano.
Cuando terminó la película ambas quedaron muy contentas, se podía ver en sus caras. Aunque no hubiesen hecho nada especial para ellas bastaba sólo con estar la una con la otra, compartir horas y de esas horas disfrutar cada segundo, porque cada uno era único e irrepetible. Esa misma noche decidieron una cosa, que al menos una vez cada poco tiempo hicieran eso, quedar y compartir un momento así, porque aunque tuvieran más amigas y se llevasen genial con ellas, las gustaba pasar tiempo juntas y solas. También acordaron otra cosa esa noche, no separarse nunca, pensaban que eso no sería nada difícil porque llevaban, ¿cuánto?, toda la vida juntas...Sí, aún lo recordaban, desde los tres años. Por ello necesitaban una de la otra, tenerse cerca, complementarse, quererse, porque eso si que era cariño y aprecio,se podía ver en sus ojos, de hecho creo que no he visto y no creo que vea nada igual.

viernes, 5 de febrero de 2010

Fobias..

Curioso asunto el miedo, hace que hagamos y que pensemos en situaciones extremas que normalmente no se tienen por qué dar, pero que estamos tan pendientes de que puedan pasar que hasta podemos provocarlas.
Algo tan importante como perder un amigo, un familiar, es decir, un ser querido, es lo que más tememos. Pero si algo nos aterra, es la muerte. No es por ser pesimista, al hablar de esto, es más, yo creo que no hay que preocuparse excesivamente por ello. Me explico, la muerte es algo inevitable porque hasta ahora no hay nada que te haga inmortal; por ello me parece que si es algo inevitable y que nosotros no podemos controlar ni decidir cuando va a suceder, pues deberíamos centrarnos más en lo que nosotros somos responsables. En el presente, en lo que estamos viviendo ahora, porque aprovecharemos todas las oportunidades y también nos dará tiempo a aprender de nuestros errores.
Hay quién piensa que la vida es un conjunto de desgracias o improvistos en las que se intercalan alguna que otra alegría, por el contrario, otros dicen que la vida es una alegría detrás de otra con alguna que otra desgracia entre medias. Se piense lo que se piense, es importante intentarlo, ser feliz, rodearte de gente que te haga sentir bien, que te valore, que te haga ver lo haces bien y mal, y por supuesto conservarla. He aquí al tema al que quería llegar. ¿Por qué nos da tanto miedo el hecho de que en realidad estamos solos, de que la gente que tenemos a nuestro alrededor, aunque nos haga feliz, simplemente puede que esté de paso y que dentro de un tiempo otra persona ocupe su lugar?, para eso no tengo respuesta, pero lo que si sé es que, después de haber tenido la oportunidad de valorar tanto una amistad, no me da miedo, me da pánico perder a los que están ahora y volver a arrepentirme, como me está pasando en este mismo instante.

lunes, 1 de febrero de 2010

Carpe diem.

¡Cuánta gente!..Son demasiados, pero están igual de perdidos que yo, no tienen, bueno no tenemos, ni idea de lo que nos espera. Por fin llegamos a nuestro sitio, una mujer de edad ya un poco mayor entra en la sala y nos dice unas normas que vamos a tener que seguir. A partir de ahí empezaron los seis años más maravillosos de mi vida.
Pasaron los días y cada uno de ellos era especial, distinto, con algo nuevo que aprender. Pero se iban haciendo cortos a medida que te ibas acostumbrando a la rutina, aunque lo mejor de esa rutina es que en cualquier momento tú tenías el poder de cambiarla. Otros sitios, otras personas, otras caras, otra música, otra forma de pensar, otros sentimientos. Han sido muchas cosas en tan poco tiempo, pero no cambiaría ninguna.
Y ahora me miro después de todos estos segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años y ni me reconozco, estoy orgullosa de todo y me gustaría volver a vivirlo para poder aprovecharlo otra vez como si fuese la primera, porque creo que nunca sería capaz de ver lo valioso que es. He aprendido muchísimo.
Cuando aprendes, a veces tienes la posibilidad de que, lo conocido se vuelva desconocido, huraño, distante, repetitivo y de que lo desconocido sea tan morboso, interesante, atractivo e inalcanzable, que cuando lo consigues y lo tienes cerca te sientes satisfecho de todo lo que has tenido que hacer y pasar para llegar a ello. Pero es un riesgo que hay que estar dispuesto a correr si no, todo sería monótono y lo inesperado no tendrían sentido. En ocasiones es bueno arriesgarse, el no ya lo tienes, así que mejor ir a buscar el sí que no quedarse parado pensado en qué hubiese pasado si lo hubieses hecho; hazlo, no esperes a que nadie te lo diga, di lo que quieras, preferiblemente sin hacer mal a nadie, porque en otro momento puede ser demasiado tarde. En tres palabras, vive el momento.