lunes, 15 de febrero de 2010

Aversión

Otro lunes que amanece espléndido pero que a lo largo del día se va nublando cada vez más y no deja pasar siquiera un destello de luz.
Éste no ha sido como los lunes anteriores, ha sido odioso no triste, odio a los seres humanos que a pesar de advertirles de algo lo vuelven a hacer, a los que no se dan cuenta del daño que hacen con unas simples palabras, a los que son capaces de estropearte una pequeña fracción del día y a partir de ese instante hacen que los demás momentos sean indeseables. Son demasiado valientes para decirlo pero no para darse cuenta del dolor que producen y después disculparse por ello. Se guían por el orgullo y no son capaces de bajarse de su altar y ver a los demás a su altura, y más aún cuando ellos han sido más débiles que los demás y más aún todavía cuando han tenido que pedir ayuda a esas personas a las miran por encima del hombro y a las que, después de que ellas hayan desperdiciado su tiempo desinteresadamente, no son capaces ni de agradecerles mediante hechos, porque a las palabras se las lleva el viento, lo que han hecho por ellas.
Es por esas personas por las que hoy se deslizan por mi piel, no gotas de lluvia ni lágrimas, sino partículas de ácido que hacen que hiervan cada uno de los poros de mi existencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario