jueves, 26 de agosto de 2010

Cárcel cuadrangular.

Al igual que un preso cuenta sus días de condena, yo me pregunto hasta cuándo se mantendrá esta incertidumbre. Yo puedo hacer que cambie, quiero... hacer que cambie, planificarlo a mi antojo.
Y lo que venga después, ¿qué pasará?, siempre la misma pregunta, que se queda sin respuesta una y otra vez. Yo sólo pido un poco de estabilidad, un poco de, no sé, calma. Hasta ahora han predominado los sobresaltos, los cambios de humor, de estado anímico.
Desgraciadamente todo esto se pierde en esta cárcel prismática, en este taco de hojas escritas, en cada palabra que repito, en cada página que retengo.
Los recuerdos se amontonan entre las estanterías, los pupitres, los alógenos. Han sido tantas veces las que esa sensación de soledad ante el verdadero peligro, se ha agolpado en mi cabeza, junto con la de inseguridad, derrotismo, que ya no tengo fuerzas para continuar preguntándome el interrogante sin respuesta que continuamente mi cerebro formula incansable.
Pero todo es por mi culpa, ha sido, y es, una cadena de despropósitos, de comportamientos incorrectos que no son dignos de recordar. Lo que importa ahora es que todo pase, no importa cómo, porque no podría ir mucho peor o mejor de lo que va, sino que llegue a su fin.

Imagino que estoy dispuesta a esperar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario