domingo, 14 de marzo de 2010

[sin título]

¿Y si todo se consumiese ahora?, ¿y si todo dejara de existir?, ¿y si yo dejara de existir, en realidad pasaría mucho?, por lo menos mis problemas desaparecerían. Es muy desolador decir eso. Pero llega un momento que nada sirve, por mucho que tu autoestima intente crecer, por mucho que los demás te lo quieran hacer creer, incluso, por mucho que tú te lo creas, es imposible a veces, hacer como si nada. Es una gran contradicción, porque si te lo crees la mitad del problema ya está solucionado, pero en realidad no, no hay nada solucionado, en realidad sólo hay caos.
Mi fatiga aparece y con ella mi empeño comienza a desvanecerse, no quiero intentarlo, ¿intentar el qué? No tiene sentido, no puedo ni con mi futuro, ni con mi presente, ni con mi pasado. Me decido, por el momento, a vivir en mi burbuja, en la que sólo estará lo que se merezca estar.
En realidad todo lo anterior no plasma ni la mitad de cómo me deshago por dentro, porque creo que no hay otra palabra que lo describa mejor, quizás desesperación, ceguera, infravaloración, desgana, desinterés, descontento. Me supera, por mucho que lo quiera ocultar, todo me supera.
Nada, no hay manera, por mucho que lo quiera intentar exteriorizar se niega a salir, así que con esto me tendré que conformar. Algún día pesará tanto que no tendré más remedio que escribirlo porque incluso los demás estarán cansados de oírlo.

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