sábado, 12 de febrero de 2011

-Humanidad (in)humana-

Todos soñamos con ser diferentes, con destacar en algo para que la gente nos recuerde, para dejar huella.
Ser diferente, pensar diferente, querer cosas diferentes... Al final lo vuelve el triple de complicado, el mundo no está hecho para personas diferentes, para gente que quiere cambiar lo cotidiano, para aquellos que se esfuerzan en reivindicar lo rechazado, es decir, la minoría.
Mientras tanto, ese grupo minoritario, se forma en el desprecio, en el miedo y la ignorancia de la mayoría, al pensar que, ellos nunca tendrán razón, jamás serán escuchados.
Los prejuicios son el arma más eficaz para luchar contra la minoría, mientras ésta se vuelve más y más débil hasta no quedarle más remedio que intentar escudarse en su miedo.
Qué triste es ver que, a pesar de que el tiempo avanza, nuestros valores siguen siendo iguales a los de alguien que no quiere ver, que no sabe convivir, que no sabe tolerar cualquier perspectiva diferente a la suya.
Qué triste es darme cuenta de que... estos párrafos es lo único que tengo para...
ni si quiero yo misma lo sé.
Quizás para darme cuenta de que yo, al igual que muchos otros, también soy diferente.

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