sábado, 11 de diciembre de 2010

-Odio repentino y repentina resurrección-

Después de mucho zanganear por el misterioso mundo de internet, me decidí a borrar a unos cuantos seres indeseables de mi vida cibernética. Entre perfiles superficiales y fotos vacías, me paré a observar detenidamente a un sujeto ahora lejano, una mala persona a los ojos de los demás, y también a los míos, pero que no había despertado mi faceta ''violenta'' nunca.
Empecé por el principio, como es normal, y vi su decadente evolución, o mejor, su no-evolución a lo largo de los retratos y las capturas personales tomadas, años, días, semanas y meses atrás. Yo aparecía en algunas, lo primero que se me ocurrió fue desquitarme/desetiquetarme de esa carga.
Hasta que, sin quererlo, llegué a la causa de este fragmento cargado de rabia. Resulta que aquí nuestra amiga, había retratado a una compañera suya del instituto, sin que ésta lo supiera claro, sino perdería toda la gracia; y en esta misma captura, había etiquetado a unas cuantas más energúmenas sin ningún ápice de vida social, algún resquicio de respeto y lo que es más increíble, dejando claro lo ''CULTAS'' que eran.
Pues bien, siguiendo con mi estado de shock al ver que la gente no podía caer más bajo, leí los comentarios que pusieron. Los leí todos y cada uno de ellos, podría reproducirlos textualmente ahora mismo si quisiera, pero, para qué repetir tan odiosas palabras cargadas de maldad y egocentrismo. No vale la pena.
Quizás esta ''anécdota'' me haya afectado, por así decirlo, más de lo que le podría afectar a otras personas, pero mis razones tengo. La primera, es que somos libres y eso conlleva ser nosotros mismos, sin avergonzarnos y menos cuando un engendro social  tal como las individuas de ahí arriba intente destruir nuestra autoestima. La segunda, es que yo conozco a ambas partes, a la chica que fue fotografiada y a la arpía que hizo tan buen uso de su inteligencia femenina. Las dos son polos opuestos, tanto en lo bueno como en lo malo. Y no es justo que ridiculicen a alguien por tener gustos que sean opuestos a los propios, en eso consiste el respeto, algo de lo que hoy carecen nueve de cada diez individuos que se pasean por la faz de la tierra. Y la tercera... la tercera es que me da pena haber malgastado mi tiempo y mis energías en alguien tan sumamente egocéntrico, superficial, falso y, un largo y arduo etcétera.

Señores, ahora es cuando yo le dedico al karma unas palabras o más bien unos ruegos para que, inmediatamente, se haga cargo de tal despreciable ser.

Pd: sin duda, la ironía es mi arma estilística por excelencia.

Y no, todavía no he terminado. De pronto un rayo de egocentrismo propio se extiende y se apodera de mi escaso sentido común. ¡Sí!, esta sí soy yo. Irónica, libre, sin cadenas sentimentales a la hora de plasmar lo que me reconcome las entrañas.
Gracias a las personas que todavía sienten amor por los demás y amor propio, por supuesto, en las cantidades correctas.

http://www.youtube.com/watch?v=-5DYqs8Cjgo

1 comentario:

  1. Que las zurzan y las remienden, si no es el karma será la misma gente quien les dé su merecido, porque lo están pidiendo a gritos.
    Genial la canción final :D

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